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Billy The Kid: La miniserie de Amblin

«Es este mundo el que puede volver malo a un hombre bueno».

En apenas una frase Jon Bon Jovi entendió como pocos artistas la historia de Billy The Kid en esa obra maestra criminalmente subestimada que fue la canción Santa Fe.

Una de los grandes temas de la banda de sonido de Youn Guns 2.

Curiosamente el concepto de la frase es también la reflexión que deja el libro del sheriff  Pat Garret, The autentic Life of Billy The Kid, que contribuyó a convertir en una leyenda folclórica la historia del famoso pistolero.

Más allá de alguna fabricaciones que presentaba el relato queda claro que el contexto social que rodeó a Henry McCarty, alias William H. Bonney, fue responsable de su tragedia personal y en realidad no era la encarnación del mal que vendió el periodismo sensacionalista de mediados del siglo 19.

Con el paso del tiempo el cine en más de una ocasión implementó un revisionismo histórico en torno a esta historia que encuentra sus exponentes más sólidos en The Left Handed Gun (1958), la ópera prima de Arthur Penn con Paul Newman; Pat Garret y Billy The Kid (1973), de Sam Peckimpah y Young Guns (1988) con Emilio Estévez.

Por cierto, mi encarnación favorita del personaje que despertó mi interés por este género.

Hace poco la productora de Steven Spielberg ofreció una nueva interpretación de la leyenda de Billy a través de una miniserie desarrollada por Michael Hirst,responsable de la serie Vikingos.

Este formato es interesante ya que permite explorar hechos y matices de la personalidad del protagonista que tal vez en una película no se pueden trabajar con detalle debido al tiempo limitado.

La propuesta de Hirst no es un docudrama sino una reinvención del mito del pistolero que incluye en el relato algunos hechos verificados por historiadores.

Una particularidad de esta propuesta es que se toma el tiempo para elaborar con mayores detalles los orígenes de Billy, desde la llegada de su familia irlandesa a los Estados Unidos hasta las circunstancias que lo convirtieron en una figura marginal de la sociedad.

Quienes busquen una propuesta dinámica de tiros con esto se van a aburrir porque el eje del relato va por otro lado.

No obstante, si te gusta el personaje la miniserie de Amblin le da un mayor espacio a personajes que en la mayoría de los filmes tienen un espacio limitado.

Lo que vi hasta ahora me encantó y afortunadamente cosechó su público para conseguir una segunda temporada que comenzó a emitirse hace un par de semanas.

El rol principal quedó a cargo de Tom Blyth, un actor que me parece está destinado a seguir los pasos de Austin Butler.

En cuanto pegue un papel  en alguna producción importante su carrera se va a disparar en Hollywood.

Actualmente se lo puede ver en la precuela de Los juegos del hanbre, donde su interpretación es lo mejor del film.

Más allá de cierto parecido físico que tiene con el pistolero real, su versión de Billy The Kid captura con solidez el carácter y las contradicciones que se asocian con el personaje.

La serie retrata con realismo el período histórico y contexto social en el que se desenvolvió el pistolero y también le añade un poco de romance, un tema que molestó a los puristas que esperaban ver un documental.

La primera temporada consta de apenas ocho episodios de 45 minutos y en Latinomérica se puede ver por la plataforma Paramount + y obviamente el puerto de Jack.

En mi caso me enganchó bastante y la recomiendo.

Calificación: B+

 

 

 

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