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Rescate imposible

Un caso extraño donde los contenidos tontos del argumento terminaron por arruinar una propuesta que tenía condiciones para desarrollar un buen thriller de acción.

Rescate imposible comienza con un sólido primer acto que intenta emular el cine de Peter Berg, muy especialmente su aclamada obra Lone Survivor, con Mark Wahlberg.

Los hermanos de Chris Hemsworth, Lian y Luke, junto a Russell Crowe integran un espectáculo decente que sobresale inicialmente por la ejecución de las secuencias de acción y los momentos de suspenso.

La influencia del estilo de Berg es más que obvia y el relato se hace muy ameno gracias a la química que se gesta entre Liam Hemsworth y Crowe.

La trama explora además las unidades especializadas en los drones y la asistencia que brindan a los soldados de campo que es interesante.

Sin llegar a ser una obra notable el film elabora un espectáculo pochoclero bastante digno que al menos cuenta con una sólida tarea de realización.

De repente en la segunda mitad queda la impresión que el director William Ebank fue abducido por extraterrestres o sometido a una lobotomía y su relato decae en la más absoluta estupidez.

La película que parecía emular el cine de Berg sin anestesia muta a una de Mel Brooks con situaciones ridículas e inverosímiles que arruinan el espectáculo construido hasta ese momento.

El director intenta desarrollar una especie de crítica a la burocracia del ejército norteamericano que desperdicia la vida de los soldados y no podía haber contado con una peor ejecución.

Por un lado tenemos un thriller de supervivencia con Hemsworth que tiene un perfil serio y se contrapone a escenas graciosas con militares estúpidos, más interesados en ver un partido de básquet colegial que lo que sucede en una operación donde mueren sus colegas.

Hay como dos películas diferentes en el tono de realización que chocan entre sí y arruinan una propuesta que había tenido un comienzo estupendo.

La resolución del clímax con Crowe es cualquier cosa y la trama cierra con una situación graciosa que se contrapone a la barbarie sangrienta que se presentó en los minutos previos.

La dirección de Eubank es desconcertante.

Podés desconectar el cerebro y disfrutarla únicamente por las secuencias de acción pero eso no la convierte necesariamente en una buena película.

Calificación: C+

 

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