The Last Kumite

Las buenas intenciones no alcanzaron.

The Last Kumite fue un proyecto independiente financiado por fanásticos del cine de artes marciales en una campaña de Kickstarter.

La particularidad de esta producción es que reunió en su elenco a viejas glorias del género de los años ´80 como Cynthia Rothrock, Michel Qissi (Tong Po), Billy Blanks y Kurt Mckinney, el recordado protagonista de Retroceder nunca, rendirse jamás.

Uno de los productores principales fue Oliver Harper, responsable de los excelentes documentales, In Search of Darkness e In Search of Last Action Heroes.

La idea original era gestar una continuación de Bloodsport (El gran dragón blanco) con Jean Claude Van-Damme, sin embargo el belga pidió una fortuna por su salario y quedó afuera porque no lo pudieron pagar.

La idea de hacer una especie de Expendables con las figuras del género de los ´80 entusiasmó a mucha gente, sin embargo el concepto tuvo una ejecución horrenda.

The Last Kumite cuenta con dos grandes problemas que impiden disfrutar la propuesta.

En primer lugar la dirección espantosa de Ross. W. Clarkson, entre cuyos antecedentes figuran películas malas con Steven Seagal.

Su labor es una picana a los ojos.

La película por momentos parece un producto amateur a cargo de una persona sin formación profesional que apeló a la improvización.

Clarkson retrata las secuencias de peleas con una camara movediza que genera una molestia permanente e impide disfrutar las coreografías de acción.

En tiempos donde el fan film no deja de sorprender con productos cuidados, que en ocasiones superan a las producciones de los grandes estudios de Hollywood, The Last Kumite queda como una obra descuidada y chapucera.

La fotografía, la edición y el tratamiento de la acción es de una pobreza creativa notable y termina por arruinar la experiencia.

Otra decisión desafortunada fue relegar a los ídolos clásicos del género a papeles secundarios limitados.

Si llegan a ver este film presten atención al rostro de Cynthia Rothrock, quien parece expresar sus apariciones «esto no era lo que me vendieron los productores».

Me dio muchísima tristeza verla en esta película porque el producto no está a la altura de la jerarquía que ella tiene en el género de acción.

Cynthia no se merece una bazofia de este tipo.

El rol protagónico quedó a cargo en un ignoto doble de riesgo, Mathis Landwher, a quien le juegan en contras dos grandes debilidades.

No sólo carece de carisma sino que además no puede actuar porque es de madera.

En este contexto no ayuda para nada que el resto de las figuras conocidas terminen relegadas a un cameo intrascendente o una participación breve.

Vuelvo a reiterar después de ver lo que se hace actulmente con los fans films en You Tube ya no se puede acudir a la excusa del bajo presupuesto para justificar la mediocridad artística.

El problema de The Last Kumite no es económico sino que se relaciona con la incompetencia absoluta de su director.

Es curioso porque en las actuaciones desganadas que brindan las figuras famosas se percibe claramente que nadie quedó contento con el destino final que tuvo el proyecto.

Una lástima porque se podría haber ofrecido un espectáculo más divertido.

La recepción en el fandom del género no fue positiva y es comprensible.

Lo único positivo es que dura apenas 95 minutos.

Calificación: D