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Retrospectiva Sherwood: El animé de Robin Hood (1990)

Tras las escasas propuestas que surgieron en los años ´80, durante la década siguiente Robin Hood encontró su segunda época dorada en el cine y la televisión.

A partir de esta entrega entramos en uno de los períodos más ricos de esta retrospectiva donde jugará también un papel relevante el factor nostálgico, ya que aparecerán producciones que tenemos más presentes en el recuerdo.

Comenzamos con una joya de esta temática que se concibió en 1990.

Probablemente la obra más disruptiva que se desarrolló con estos personajes en un medio audiovisual, como sólo lo podían conseguir los artistas japoneses de la animación.

El animé de Robin fue un proyecto de la productora Tatsunoko (responsable de Meteoro) y contó con la dirección de Koichi Machino, el realizador de la serie original de Gatchaman de los años ´70.

No es fácil reversionar un personaje clásico que cuenta con tantos antecedentes populares y conseguir que la obra se perciba fresca, novedosa y original.

Un motivo por el cual este animé funcionó tan bien se debe a que los japoneses se animaron a romper con los elementos tradicionales de la leyenda inglesa para trabajar al reparto de héroes y villanos con un perfil diferente.

En esta versión de la historia Robin y sus aliados no son adultos sino chicos pre-adolescentes, dentro de un grupo que trae al recuerdo obviamente a Peter Pan y los niños perdidos de Neverland.

El fraile Tuck es la única figura adulta entre los buenos y representa el rol del guía paternal, con una espiritualidad más cercana a los conceptos budistas que el catolicismo.

Villanos clásicos como el Sheriff de Nottingham y el Príncipe Juan recién aparecen en el tramo final de la serie y el director Machino aporta antagonistas originales con diversas personalidades.

En su lugar tenemos al Barón Alwyn y el Arsobispo Hartford, junto con una dupla de hermanos mercenarios, Gilbert y Cleo, quienes ofrecen una de las grandes subtramas dramáticas de este animé.

El conflicto se dispara cuando el Barón ordenar quemar el castillo de la familia Huntington y masacrar a sus herederos.

Robin logra sobrevivir y junto su primo Will Scarlett y dos primas pequeñas escapan a los bosques de Sherwood, donde más encontrarán a la banda de Little John..

Una vez que se estableció el origen de los protagonistas en los primeros dos episodios la serie se convierte en un delirio muy entretenido.

A todos los culebrones románticos se le añaden elementos fantásticos relacionados con los espiritus de la naturaleza.

El programa tiene una marcada impronta ecológica, relacionada con el respeto a los animales y el medio ambiente que era moneda corriente en los contenidos infantiles de los años ´90.

La serie se animó a incluir hadas, un arco con flechas mágicas que solo puede ser usado por un ser de corazón noble y hasta una nave espacial que aparece en un momento donde los realizadores dejan claro que en la trama todo es posible.

Un aspectos interesante de esta producción es que los japoneses tomaron las caracteristicas clásicas de la mitología europea para adaptarla al estilo de fantasía que es más habitual en el animé.

Un detalle que encontramos también en el perfil de algunos villanos que luego cambian de bando y no son tan malos como aparentaban.

La gran Hayao Miyazaki,

Aunque la animación no está a la altura de las cosas de calidad que se hacían en Japón en 1990, debido a que el presupuesto del programa era bastante limitado, el gran valor de esta producción pasa por el concepto argumental que desarrolla.

Esta representación de la historia de Robin Hood tiene su propia identidad y se aleja por completo de los antecedentes hollywoodenses y europeos.

Hasta la fecha sigue siendo la única obra del animé dedicada al personaje y con el paso de los años se convirtió en una propuesta de culto que cuenta con sus seguidores.

Actualmente se la puede encontrar completa en You Tube con el doblaje latino.

Estos eran los créditos iniciales.