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Una batalla tras otra: Paul Thomas Anderson en su máxima expresión

Un excelente regreso de Paul Thomas Anderson con una de las películas más destacadas del año.

Una batalla tras otra es una propuesta muy interesante donde el director retoma el espíritu narrativo de sus primeros filmes, en un proyecto en el que además incursionó en un terreno creativo que no había explorado previamente.

En esta oportunidad logró salir bien parado del complicado desafío de adaptar la novela épica de Thomas Pynchon, Vynerland; un thriller político que expresaba una crítica brutal a la agenda neoliberal del gobierno de Ronald Reagan.

No deja de ser curioso que, en 1990, la novela fue aniquilada con reseñas negativas por la gran mayoría de la prensa, en especial los medios mainstream estadounidenses, que hoy elogian la versión cinematográfica.

En su momento, la única figura pública que apoyó a Pynchon fue su colega Salman Rushdie y, con el paso de los años, el libro cobró una reputación más positiva. Sobre todo en los últimos tiempos, cuando los lectores descubrieron que la batalla cultural que proponía la novela frente al resurgimiento de las ideologías conservadoras de derecha no era tan descabellada.

Cabe recordar que Anderson ya había adaptado a Pynchon en una propuesta menos ambiciosa como fue el neo-noir Inherent Vice (2014). En este proyecto abordó un libro complicado, plagado de personajes y flashbacks, para desarrollar un thriller político dentro del cine de género.

Si bien se toma numerosas libertades en el guión, el espíritu de la obra original quedó intacto en un relato que retrata tópicos vigentes en los Estados Unidos gobernados por Donald Trump.

La película evoca el ritmo narrativo de Boogie Nights, donde perdías por completo la noción del tiempo por la manera en que te envolvía el relato y los vínculos entre los personajes.

Entre las figuras veteranas, Benicio del Toro y Leonardo DiCaprio tienen varios momentos destacados, pero la gran revelación resulta la debutante Chase Infinity, un hallazgo, quien encarna al único personaje que despierta empatía.

El resto se compone de sociópatas turbios que tienen la cabeza quemada con las ideologías extremas.

afiche de One battle after another

 

Sean Penn y los villanos que no piden disculpas

Más allá del comentario social que presenta el film, hay dos grandes virtudes que no se pueden ignorar.
Por un lado, tenemos un regreso sublime de los villanos despreciables, que se hacen odiar y que en los últimos años habían sido atenuados por la corrección política.

El antagonista que interpreta Sean Penn es magnífico y desafía esa tendencia nefasta de querer humanizar el mal, añadiéndole una supuesta complejidad que al final nunca se concreta.

Desde el inolvidable Anton Chigurh de No Country for Old Men, encarnado por Javier Bardem, no aparecía un personaje de este tipo que quedara en el recuerdo.

Es muy probable que esta película coseche varias nominaciones al Oscar y la labor de Penn como Mejor Actor Secundario es casi inevitable.

Paul Thomas Anderson le rinde culto al cine de Peter Yates

La otra gran virtud de esta propuesta es la labor del director en lo referido a las secuencias de acción, un aspecto inédito dentro de su filmografía.

Toda la realización de los tiroteos (con el estilo brutal de los años ´70) y el dominio que maneja del suspenso son sobresalientes, pero hay un momento en especial que es una maravilla, al menos para los fans del género.

Me refiero a una persecución automovilística donde Anderson expresa un cariñoso homenaje al arte de Peter Yates, el cineasta británico que revolucionó la manera de filmar este tipo de situaciones con las icónicas secuencias de Robbery y Bullitt.

Yates marcó una bisagra en el cine de acción, incorporando técnicas del cine documental que, sumados a recursos de edición innovadores, generaban una experiencia más inmersiva en el público.

La persecución de Anderson retoma este estilo en una secuencia deslumbrante, una joya de realización que encuentra en la pantalla IMAX su mejor escenario

Reitero: los 162 minutos de duración no se sienten en la butaca, y la historia te atrapa desde un inicio frenético.

A partir de esta semana, Una batalla tras otra sobresale entre las imperdibles de la cartelera.

Calificación: A

6 comentarios en «Una batalla tras otra: Paul Thomas Anderson en su máxima expresión»

  • Realmente estaba esperando este estreno, ya que no abundan los directores con sello propio en las opciones que llegan hoy día a la pantalla grande.
    Después de leer tu reseña, voy mas seguro todavía este finde. Por lo que decís pareciera un retorno a la forma de Sean Penn, que yo siento hace tiempo perdió un poco el eje.

    Un comentario aparte, solo de curiosidad. Busque tu reseña en cinesargentinos ¿Ya no escribís mas para el sitio?

  • Habré entrado muy temprano! buenísimo

  • no hay mucho mas que decir que: peliculón!!

    de esas bien bien cinematográficas que quedas pegado a la butaca!

    banda sonora, actuaciones, escenas…todo un 10

    solida por todos lados.

    LA MEJOR DEL AÑO. por ahora.
    faltan bastantes pelis.
    y la joyita de avatar 3

    saludos!

  • Hugo que hay de cierto en lo que dicen algunos críticos que es un panfleto izquierdista?

  • Si querés verlo de esa manera puede ser válido porque esa fue la naturaleza de la novela en la que que se basa la película.

    El tema es que los militantes de izquierda queda retratados como gente muy limada, con una notable fuga neuronal, y los de la derecha tienen un retrato extremista que no representa a todo ese sector. Si bien existen enfermitos de ese tipo en la vida real, no son la mayoría de la derecha.

    El término panfleto, por la naturaleza de los personajes, me parece un poco exagerado ya que no capta adeptos por el perfil que se muestra de los militantes.

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