The Glassworker: Animación de Pakistán
The Glassworker es la primera película de animación que surgió de Pakistán y el año pasado llamó la atención en varios festivales de cine por esta cuestión y el hecho que fue realizada con ilustraciones hechas a mano.
La ópera prima de Uzman Riaz fue víctima de lo que suelo denominar el «síndrome Godzilla Minus- One.
Es decir , una producción inflada a un nivel demencial por gente ignorante que no conoce demasiado de estos temas o mira propuestas del género una vez cada tanto.
La realidad es que el film está muy lejos de ser una obra maestra y su principal debilidad deja una importante lección a futuros realizadores.
La trama propone un coming-of-age que tiene como protagonista al hijo de un artesano que trabaja con el vidrio fundido en un país ficticio de Europa.
Durante su pre-adolescencia se enamora de una chica del pueblo y la relación resulta afectada por la irrupción de una guerra.
Sus padres encima tiene miradas políticas diferentes en torno al conflicto y esto dispara un embrollo melodramático que aspira a desarrollar un mensaje anti-bélico.
Algunas reseñas negativas le objetaron al director que su obra no hace el menor esfuerzo por retratar con más peso elementos culturales de Pakistán.
Yo disiento con esta cuestión porque me parece que el arte no tiene pasaporte.
El hecho que Riaz haya nacido en Pakistán no quiere decir que tenga la obligación de contar un relato centrado en su cultura si no lo siente, no lo desea o sus personajes se desbandan por otro rumbo.
Para mí el mayor incoveniente de este film pasa por otro lado.
The Glassworker retrata el clásico ejemplo donde el fanatismo de un artista por un referente es tan extremo que la identidad de su obra termina fagocitada por la influencia del ídolo. Por consiguiente, la pelicula resulta una imitación de producciones que el público ya vio en el pasado.
La devoción suprema que siente Riaz por Hayao Miyazaki y el estudio Ghibli le impidió contar una historia con autenticidad, ya que cada elemento del film nos remite a los títulos dramáticos de esa compañía.
El mensaje anti-bélico, el perfil de los personajes, los elementos fantásticos, los diseños de los escenarios y muy especialmente la música se sienten un copy paste de Miyazaki y eso genera que la propuesta no pueda destacarse con su propia identidad.
La trama tampoco es atrapante y la tira abajo el cliché del romance entre chica de familia rica y el muchacho humilde con aspiracciones de artesano.
Está bueno que todavía se apueste a la animación en su expresión más pura en términos de realización, sin embargo a este proyecto le faltó un poco más de amor propio y creatividad.
The Glassworker me recuerda a esa bandas de covers de los Beatles y Queen que suenan muy bien en vivo con una imitación lograda, más allá que la experiencia que brindaban los grupos originales no se pueda replicar de la misma manera.
Si querés disfrutar una parecida a las viejas obras de Ghibli esta propuesta de Pakistán te puede llegar a interesar.
Interesante. La verdad que vi el trailer y me generó un rechazo terrible; no soy fanático de Miyazaki ni mucho menos, pero el hecho de que sea una copia tan descarada del estilo de un director reconocido le resta identidad a la propuesta y se me hace muy difícil de ver, parece algo generado con ese filtro de IA de Ghibli con el que jodían tanto hace poco tiempo. Una lástima, porque se nota que es una producción bastante importante y con esos recursos podrían haber optado por algo original