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Retrospectiva Camelot: El regreso de Merlín (2000)

Capítulo 37

El Rey Arturo nunca se fue.

Puede suceder que se te hayan escapado las cosas que se hicieron con el personaje y su leyenda (no todas las producciones llegaron al cine), pero la realidad es que es un clásico que siempre estuvo presente en Hollywood o en la producción europea.

En lo que se refiere al mito artúrico en los medios audiovisuales el siglo 21 comenzó con una de las peores producciones que se registraron en esta temática, que sin embargo brindó una gran exponente de las películas malas que divierten.

El regreso de Merlín (Merlin: The Return) fue una producción inglesa de bajo presupuesto que presentó una parodia accidental de las historias de los caballeros de Camelot.

Si bien el film tenía la intención de ser serio, todo lo que ve es tan pobre y absurdo que terminó siendo una comedia bizarra del cine clase B.

La trama se desarrolla en Inglaterra en la actualidad, pero los realizadores la filmaron en Sudáfrica y no hay modo de creer que los escenarios representan a la tierra de Arturo.

Pese a todo, el reparto presentaba figuras conocidas como Patrick Bergin (Arturo); Adrian Paul (Lancelot) de la serie Higlander; Rick Mayall (Merlín), recordado actor de las comedia Drop Dead Fred;  Craig Sheffer (Mordred) figura del clásico de culto Nightbreed y Tia Carrere (El mundo según Wayne), en el rol de una científica inglesa.

Cuando unos científicos encontraban accidentalmente un portal a otra dimensión, Mordred lograba escapar de la prisión en la que lo había atrapado Merlín y se instalaba en la sociedad inglesa del siglo 21.

Por ese motivo el mago junto con Arturo y Lancelot se transportaban a la era moderna para evitar que el villano ocasionara problemas.

La gracia de la película es que presentaba a los personajes clásicos de Camelot dentro de un contexto diferente, donde se enfrentaban con un mundo que los desconcertaba.

En cierta manera El regreso de Merlín refritó de manera burda la película de He-Man con Dolph Lundgren de los años ´80 y resultó un fracaso por los mismos motivos que la producción de la compañía Cannon.

Los personajes de Camelot trabajados en la actualidad de esta manera no funcionaban.

No puedo dejar de mencionar el trabajo de Byron Taylor, uno de los peores niños actores en la historia del cine.

Su interpretación es horrible (no se entienden como le dieron el papel) y contribuye a generar carcajadas en escenas que se suponen debían ser serías.

Tampoco ayudaron las pobres coreografías de acción con espadas de Adrian Paul, que parecen creadas para una obra de teatro infantil.

El regreso de Merlín fue un fracaso comercial en el 2000 y en poco tiempo se convirtió en una película mala del cable.

En el siguiente video pueden ver algunos fragmentos de esta fallida producción.