Crónicas policiales

La masacre de Houston

8 de agosto de 1973.

El año no paraba de brindar hechos violentos.

Por aquellos días las tapas de los diarios norteamericanos eran ocupadas por el caso Watergate y el final de la Guerra de Vietnam.

Además de ataques terroristas alrededor del mundo y surgimiento de dictaduras militares. Unos días atrás Septiembre Negro, el grupo responsable de la masacre de los Juegos Olímpicos de Munich, de 1972 ,produjo otro atentado en el aeropuerto de Atenas, Grecia, donde murieron tres personas y resultaron heridas más de 50.

Velma Lines inició su jornada de trabajo con nomalidad en el departamento de policía de Pasadena, Texas, donde trabajaba como operadora.  Jamás en la vida se imaginó que ella sería parte del eslabón que conformaría una de las noticias más importantes de ese año y de la década del ´70 en lo que se refiere a crímenes macabros.

Todo se desecadenó con una llamada.

A las 8:24 a.m  sonó el conmutador de la policía. Velma atendió la llamada pero apenas pudo enunciar unas palabras, ya que del otro lado de la línea la voz de un hombre desesperado se le adelantó a los gritos.

«Más vale que vengan enseguida porque acabo de matar a un hombre!»

Velma le pidió la dirección a la persona con la que estaba comunicada y enseguida mandó un patrullero.

El oficial A. B . Jamison fue el primero en llegar a  la casa situada en la calle Lamar 2020.  Al acercarse al lugar se encontró con tres adolescentes en la puerta.

Eran Elmer Wayne Henley, de 17 años, Timothy Kerley (19) y Rondha Williams de 15. Los chicos estaban nerviosos y aterrados.

Unos minutos después llegó a la casa el detective Dave Mullican, quien solo sabía que había ocurrido un tiroteo.

En la puerta de la vivienda se encontró con el oficial Jamison, quien ya había encontrado el arma del crimen. Era un revólver calibre 22.  Los tres menores permanecían en custodia.

Cullican entró en la casa.  Apenas llegó a recorrer el living cuando se encontró con el cadáver de un hombre que había sido acribillado de seis tiros.

Por la espalda de la víctima se podían ver claramente las zonas donde le habían disparado. Se trataba de Dean Corll, un electricista de 33 años, algo robusto, que trabajaba para la compañía Houston Power and Light.

Cullican en principio pensó en un típico caso de defenza propia pero su teoría se vino abajo cuando empezó a recorrer el lugar.

Al entrar en una de las habitaciones se dio cuenta que el caso iba a ser más complejo de lo que pensaba.

La alfombra estaba cubierta por un plástico con la intención de que no se manchara el piso. Había una cama revuelta y una macabra tabla sucia de madera en cuyos bordes sobresalían una sogas donde colgaban esposas.

Parecía una mesa de tortura. En el piso había más juegos de sogas, un consolador de gran tamaño, un cuchillo y un frasco de vaselina.

El detective salió del lugar y los tres jóvenes fueron llevados a la comisaría. Le leyeron los derechos a Elmer Wayne Henley y lo subieron a un patrullero. El interrogatorio iba a ser más que interesante.

Había caido uno de los más terribles asesinos seriales que habían surgido en Estados Unidos hasta ese momento, pero  los investigadores todavía no lo sabían.

Tres años atras.

Las desapariciones comenzaron en 1970.

Houston Heights era una comunidad de Texas que se había expandido a fines del siglo 19. Luego de la Segunda Guerra Mundial el barrio había decaido bastante y en su gran mayoría albergaba a personas de clase media y clase media baja.

La primera víctima fue Jeffrey Konnen. Tenía 18 años.

El 25 de septiembre de 1970 salió a la ruta a hacer dedo para conseguir que alguien lo llevara hasta la casa de sus padres.

Se subió en el auto equivocado y nunca más lo volvieron a ver. Su cuerpo fue encontrado tres años años más tarde.  El chico había sido violado y estrangulado.

El 30 de enero de 1971 Donald Waldrop, de 15 años, y su hermano Jerry (13) quedaron en encontrarse con unos amigos en una casa de Bowling.  Algo los desvío en el camino y jamás se los volvió a ver con vida. Los chicos fueron violados y estrangulados.

El 9 de marzo Randell Harvey, de 15 años, se dirigió a su trabajo en una estación de servicio, pero nunca llegó a ese destino. Su cadáver recién fue identificado en octubre del 2008.  También fue abusado sexualmente y ejecutado de un tiro en la cabeza.

 Dos meses después David Hilligiest (13) y Gregory Winkle (16) eran dos amigos que se juntaron para ir a divertirse a una pileta pública.  Los chicos nunca regresaron a sus casas. La última vez que los vieron sus amigos, los jóvenes se subieron a una camioneta blanca y luego les perdieron el rastro.

No habían sido secuestrados por la fuerza, ambos subieron por decisión propia al vehículo. Lamentablemente encontaron el mismo destino que las otras víctimas.

Este caso fue el que empezó a generar terror en los padres del barrio Heights. Fotos de los dos jóvenes se colocaron en las calles y negocios de la zona para que la gente pudiera dar alguna información si sabían algo.

Entre los que colaboraron con los carteles se encontraba Elmer Wayne Henley.

El 17 de agosto Ruben Watson (17) dejó su casa para ir al cine. Luego de ver una película llamó a su madre para avisarle que pasaría el resto de la tarde con su amigo David Brooks.  Nunca má se supo de él.  Ruben fue estrangulado luego de ser abusado.

Con la  llegada de 1972 las cosas no cambiaron demasiado.

El 9 de febrero Willar Brunc Jr, de 17 años, desapareció y nunca más se lo volvió a ver. Su padre que era un policía murió de un ataque cardíaco mientras lo buscaba desesperado. Los restos del chico recién se identificaron en julio de 1985. Willar además de ser violado fue castrado y ejecutado de un tiro en la cabeza.

El 20 de abril le tocó el turno a Mark Scott. Desapareció misteriosamente y hasta el día de hoy sus restos nunca fueron encontrados. También era amigo de David Brooks y Elmer Wayne Henley.

Entre 1971 y 1973 los siguientes chicos desaparecieron y terminaron asesinados.

Jeffrey Konen (18), Danny Yates (14), James Glass(14), Donald Waldrop (15)  Jerry Waldrop (13), Randell Harvey (15), David Hilligiest (13) Gregory Wankle (16), Ruben Watson (17), Willard Brunch (17), Frank Aguirre (18), Mark Scott (18), Johnny Delone (17), Billy Baulch (17), Steven Sickman (17), Roy Bunton (18), Wally Simonueux (14), Richard Hembree (13), Richard Kepner (19), Joseph Liles (17), Ray Blackburn (20), Homer García (15), John Sellars (17), Michael Baulch (15), Marty Jones (18), Charles Cobble (17) y James Dreymala (13).

Gran parte de la responsabilidad de estos crímenes se debió a la incompetencia absoluta de la policía que ni se inmutó antes tantas desapariciones de jóvenes en la zona Heights.

De alguna manera la falta de investigación permitió que el asesino tuviera la zona libre para hacer lo que quería.

El problema fue que la policía no asociaba la desaparición de los muchachos con un hecho de secuestro, sino como un caso de huidas juveniles. Los jóvenes se escapaban de sus casas y no había mucho que ellos pudieron hacer.

Como le dijeron a los padres de David Hilligiest y Gregory Winkle, los amigos que fueron juntos a la pileta, «un fugitivo no es un criminal».

La realidad es que salvo que se trate de alguna persona de renombre, ya sea el hijo de un congresista o algun empresario, la policía no mueve recursos en buscar personas desaparecidas, como quedó demostrado en otros casos de crímenes seriales.

Las desapariciones de Texas fueron una verguenza porque podía haber sido prevenidas si algún policía se hubiera puesto a investigarlas.

Todas las víctimas tenías dos importantes puntos en común.

En primer lugar eran chicos que llevaban vidas tranquilas y normales como cualquier adolescente. No tenían antecedentes penales, estudiaban o trabajaban y no vivían con familias conflictivas o problemáticas.

Es decir, no había ningún motivo concreto por el que pudieran huir de sus casas.

Un detalle más importante todavía.

Todos vivían cerca de la zona del barrio Heights y la gran mayoría de ellos conocían o eran amigos de David Brooks y Elmer Wayne Henley.

Claro que a veces podrían presentarse otras circuntancias como ocurrió con Billy Ray Lawrence, de 15 años.

Otro amigo de Henley que un día avisó a su padre que salía a pescar con unos amigos y no se lo volvió a ver.

Días después el señor Lawrence recibió la siguiente carta de su hijo.

«Querido papá:

Decidí viajar a Austin porque encontré una gran oferta de trabajo. Perdón por irme de esta manera pero tenía que ir.

PD: Estaré de regreso para fines de agosto. Espero que sepas entender.

Papá espero que sepas que te amo. Tu hijo,

Billy.

En este caso el chico se había puesto en contacto con una carta, algo que le dio más tranquilidad a su padre.

Sin embargo, con esa nota el asesino ganó tiempo a su favor.

Luego de obligar a Billy a escribir ese texto, Dean Corll, el electricista de la calle Lamar, violó y torturó por varios días al chico.

Cuando se cansó de él le pegó un tiro en la cabeza y luego incineró su cuerpo, cuyos restos fueron arrojados en el Lago Sam Rayburn.

Ocurrió el 4 de junio de 1973 y para entonces Corll estaba totalmente descontrolado y sediento de más víctimas.

Los padres de los chicos desparecidos lo trataban cotidianamente y lo último que imaginaban es que el asesino de sus hijos vivía a pocas cuadras de su casa.

CONTINUARÁ…

 

 

 

 

5 comentarios en «La masacre de Houston»

  • Hugo, arrancaste el año con todo!. Que buena sección, ansiaba que volvieras de vacaciones jejeje.

    Que bárbaro lo que escribis,venia leyendo y hasta el último párrafo siempre pense que los loquitos eran los tres pibes, y no el electricista muerto!.

    Ahora no queda otra que esperar hasta mañana a ver como sigue.

    Parece que siempre que hay una cantidad enorme de víctimas, se juntan el hambre con las ganas de comer, un loco de la cabeza y una fuerza de seguridad inoperante…

    Saludos!

  • ¡Enhorabuena por el retorno! Y encima con una historia de las que tanto nos gustan… por lo macabras 🙂
    Muy buena la transformación del blog, me gustan sus nuevos colores y su aspecto.
    ¡Feliz temporada 2012! ¡A por los mayas!

  • Faa!

    Nuevo diseño de blog! Quedó muy bueno, Hugo. Mucho más comodo para leer.

    Por otro lado, ya se extrañaban las notas policiales!

    Espero con ansias la próxima!

    ¡Saludos y espero que hayas empezado bien el año!

  • feliz regreso hugo, muy buena la nota de asesinos, las extrañaba…
    por otra parte este rediseño del blog no me termina de convencer, es como que no tiene la originalidad que tenia en anterior,supongo que lo modificaras mas adelante.

  • Vamos carajo que volvieron los «Cereal» Killers! XD!! Buenísimo!!! Pero no nos podes dejar asiiiiiiii, cuando colgas la continuación??? Excelente como siempre!!!!

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