Combat Shock: La obra de maestra de Troma

En mi reseña de Joker cité esta película que tal vez no todo el mundo conoce o recuerda.

Desconozco si el director Todd Phillips la vio demasiadas o veces o se «inspiró» a la hora de desarrollar su versión de villano de Batman, pero los puntos en común son más que obvios.

La diferencia es que su film es un producto genérico disfrazado de «cine arte transgresor» que no tiene  nada inteligente o interesante para decir, mientras que Combat Shock en su momento denunció una realidad que la sociedad norteamericana en ese momento seguía empecinada en esconder debajo de una alfombra.

Eso es lo que hacen las verdaderas obra maestras; transgreden las normas para ofrecen algo novedoso en lugar de refritar filmes famosos del pasado.

Eso no significa desmerecer las virtudes de Joker sino analizarla desde la perspectiva adecuada.

Un tema imposible de explicar a los cabezas de funko que se desempeñan en medios de comunicación y redes sociales.

En fin, Combat Shock califica como una de las películas más perturbadoras y deprimentes que vi en mi vida.

Motivo por el cual no soy amigo de repasarla porque es una propuesta que te deja completamente aniquilado a nivel emocional en tu asiento.

Está bien para verla una vez y descubrirla, pero si no tenés afición por el masoquismo no es una opción recomendable.

Especialmente un domingo lluvioso por la tarde.

Nos referimos a uno de los grandes clásicos de culto del cine independiente norteamericano que fue concebido por la emblemática productora Troma.

Un compañía especializada en el cine clase B, generalmente asociada con propuestas bizarras que se enmarcan en la temática de las películas malas que divierten.

La saga del Vengador Tóxico es la serie con la que se identifica a estos realizadores.

Sin embargo en 1986 se pusieron serios y sorprendieron con uno de los dramas más perturbadores y realistas que se realizaron en torno a la Guerra de Vietnam.

Antes que apareciera Oliver Stone con Pelotón este film dirigido por Buddy Giovinazzo impactó al público con una radiografía brutal de lo que la sociedad norteamericana estaba haciendo con los ex combatientes que participaron en ese conflicto.

Un tema que previamente había expuesto la entrega inicial de Rambo y su fuente literaria, la novela Primera sangre de David Morrell.

El estreno de este  film coincidió también con la explosión masiva de Bruce Sprinsgteen en los medios de comunicación que por aquellos días denunciaba los mismos problemas en su canción Born in the USA.

La trama narra un día en la vida de Frankie Dunslan, interpetado por Rick Giovinazzo, hermano del director, quien vivió una experiencia traumática en las selvas de Vietnam, donde resultó el único sobreviviente de su pelotón, luego que sus compañeros fueran aniquilados por el enemigo en una misión.

Al volver a los Estados Unidos el infierno de su vida no es muy distinto al que vivió en la guerra.

Estancado en la miseria, vive en una pocilga sucia con su esposa y un bebé deforme producto de los gases que el hombre aspiró en la guerra.

La película narra una jornada en la vida de Frankie, quien sale a la calle para tratar de conseguir un poco de dinero que le permita comprar leche para su hijo.

A lo largo del día su contacto con la violencia urbana, la prostitución infantil y los drogadictos generan que el joven se vuelva loco y tome decisiones extremas.

La película expuso la desidia absoluta del gobierno frente a estos soldados que regresaron a sus hogares con severos problemas mentales y no tenían ningún tipo de contención.

Como ocurre con el Joker de Joaquin Phoenix eventualmente el protagonista se convierte en una figura marginal, rechazado por la sociedad que termina por encaminar su vida en una dirección muy oscura de la que era difícil volver.

El final de la película ofrece uno de los momentos más perturbadores y deprimentes que brindó el cine norteamericano en muchas décadas.

El directo Giovinazzo describe con mucho realismo ese viaje a la locura a que experimenta el protagonista con resultados catastróficos.

En otra palabra, la génesis de un psicópata que nace como emergente de una sociedad que no está mucho más sana que él.

Combat Shock tiene que ver con Vietnam pero tranquilamente la podrías adaptar en Buenos Aires y relacionarla con Malvinas porque la temática es la misma.

Inclusive se puede trasladar la trama a Gotham y narrar el origen de algún enemigo de Bruce Wayne.

La filmación se llevó a cabo en la localidad de Port Richmond que hasta el día de hoy sigue siendo uno de los vecindarios más peligrosos de la zona de Staten Island, en Nueva York.

Este es un detalle muy interesante ya que el director desarrolló el rodaje en barrios marginales donde no tenían acceso los grandes estudios.  Un marco perfecto para esta historia porque se puede apreciar toda esa decadencia de urbana que parece salida de un cómic de Batman.

Pese a que no recibió premios y es una propuesta perturbadora con el paso del tiempo se convirtió en una obra de culto dentro del cine independiente.

A raíz de esta cuestión Troma editó hace un tiempo una edición especial en dvd con el corte del director que ofrece una versión extendida del film.

También se puede conseguir con facilidad en internet.

Este es el avance.