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Conan: El Tesoro de Tranicos

Imaginate el El Bueno, el Malo y el Feo pero en el mundo de Conan, el Bárbaro.

Esa es un poco la propuesta que ofrece esta gran novela de Robert E. Howard que tuvo un origen muy loco.

Se cree que el autor escribió esta historia de Conan titulada originalmente «El Extraño Negro» entre 1933 y 1934, sin embargo, nunca tuvo suerte con los editores y no se llegó a publicar.

Howard entonces decidió reescribir el relato y en lugar de un  trama con el guerrero cimmerio ambientó el conflicto dentro de una típica aventuras de piratas que se llamó «Las Espadas de la Hemandad Roja».

El escritor eliminó los elementos fantásticos y desarrolló la historia en el siglo 17 y en este caso el protagonista fue un pirata irlandés llamado Terence Vulmea, quien reapareció más tarde en el cuento «La Venganza de Vulmea, el negro» que se publicó en 1938, dos años después de la muerte del artista.

Lo cierto es que en 1952 el autor Lyon Sprague de Camp, quien ordenó los cuentos de Conan y creó una excelente cronología con el personaje, reescribió «El Extraño Negro» tomando como fuente lo que había hecho Howard en la versión original de la historia y brindó una excelente novela.

En este caso Sprague de Camp ambientó la trama antes del ascenso del cimmerio como Rey de Aquilonia.

Conan perseguido por una tribu de salvajes pictos llega a una cueva donde descubre los restos de un famoso pirata llamado Tranicos, junto con parte de su tripulación y un enorme tesoro.

Las posesiones del pirata con el tiempo se convirtieron en una leyenda y son deseadas por los aventureros.

Cerca del territorio picto se encuentra un fortaleza dirigida por el Conde Valenzo Korzetta, un noble de Zingara, quiene escapó de su hogar perseguido por un demonio. El Conde se refugió en este lugar junto con su sobrina Lady Belesa, su doncella Tina y un grupo de soldados.

Korzetta intentó varias veces buscar el tesoro pero cada vez que emprendió la búsqueda sus hombres fueron masacrados por los pictos.

Entonces aparece en escena el pirata Zarono, el negro, quien consiguió el mapa donde podría estar el tesoro de Tranicos.

El pirata envía una partida de hombres a  explorar el lugar, pero todos resultan misterisoamente muertos y de esa manera pierden el mapa.

Zarono, que ayudó a evitar que la fortaleza del Conde fuera invadida, por otro grupo de piratas que también buscaban el tesoro, finalmente llega a un acuerdo con Korzetta y unen fuerzas para buscar la riquezas de Tranicos.

Todo va bien hasta que aparece de la nada en la fortaleza Conan, quien le aruina los planes a los dos hombres y les obliga a que lo sumen al equipo.   A partir  de ese momento la situación queda planteada de la siguiente manera.

Conan es el único que sabe donde está el tesoro, ya que lo encontró por accidente y tomó prendas de los piratas.

Zarono el negro no tiene idea donde está el tesoro porque perdió el mapa, pero tiene el barco para transportar las riquezas a cualquier lugar.

El Conde Korzetta no sabe donde está el tesoro, tampoco tiene un barco para huir del lugar, pero cuenta con la cantidad de hombres necesarios a su mando para trasladar todo el tesoro de la cueva y defenderse de los pictos que andan merodeando por la zona.

Los tres personajes entonces hacen un pacto para colaborar entre sí,  sabiendo que cuando encuentren el tesoro todos tienen un plan para eliminar al otro.

Cuando se planteó esta situación en la historia enseguida me vino a la mente el western de Sergio Leone que se conoció mucho después.

La verdad que Sprague de Camp hizo un trabajo brillante con esta novela que combina a la perfección las dos versiones del relato que escribió Howard.

De todas las cosas que leí de Conan, ninguna tuvo el suspenso que presentó esta aventura. Es genial porque hasta el final todos los personajes desconfían entre ellos y esto genera una tensión muy particular en sus relaciones.

Por supuesto la acción no está ausente en esta novela y hay momentos gloriosos donde Conan tiene violentos combates muy bien descriptos por el autor.

Es un libro que te mantiene enganchado principalmente por la intriga de saber como se resolverá la cuestión del tesoro.

Disfruté muchísimo de esta gran novela de aventuras que fue editada en España por La Factoría de Ideas.

El relato se complementa con dos interesantes yapas.

Por un lado un fabuloso perfil de Robert E. Howard escrito por Sprague de Camp que se titula «Un Skald en la robledades» que me sorprendió porque tira un montón de información que en lo personal desconocía del autor. Howard si bien era un genio en lo suyo tenían bastante problemas en su vida cotidiana.

Entre ellos una relación casi enfermiza con su madre, donde salta a la vista un importante complejo de Edipo. Por otra parte tuvo que luchar mucho para dedicarse a la literatura, ya que las cosas que escribía nadie se la tomaba en serio y era visto como un escritor menor, pese a que ganaba más dinero en plena época de la Depresión que la mayoría de sus colegas.

Además se incluye el ensayo «El Rastro de Tranicos» donde se cuenta detalladamente como surgió esta novela.

Una gran propuesta de Conan que recomiendo y pueden conseguir en la librerías. Busquen en la sección de Fantasía.

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