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Nouvelle Vague: la nueva película de Richard Linklater

 Hace unas semanas se estrenó en Netflix Nouvelle Vague, la nueva película del director Richard Linklater, que explora la realización de Breathless, la icónica obra de Jean-Luc Godard, a través de un viaje en el tiempo inmersivo.

De un modo muy similar a lo que hizo Quentin Tarantino con Once Upon a Time in Hollywood, Linklater nos invita a subirnos al DeLorean del Doc Brown para experimentar el contexto cultural de París durante la irrupción de la nueva ola del cine francés, a fines de los años ’50.

Un movimiento gestado por críticos de cine de la revista Cahiers du Cinéma que revolucionó el lenguaje cinematográfico, con el fin de confrontar las estructuras y convencionalismos del cine europeo de posguerra.

En lo personal, siempre me aburrieron profundamente las propuestas de la denominada Nouvelle Vague.

Jamás pude conectar con los trabajos de François Truffaut, Éric Rohmer, Agnès Varda o André Bazin, que me resultaron demasiado pesados.

Por el contrario, tuve una experiencia mucho más positiva con las excentricidades de Godard y las gemas del maestro Claude Chabrol, a raíz de su apego al cine de género y el policial negro.

De hecho, a Chabrol le debemos la más grande adaptación que se hizo de una novela de Ed McBain, como fue Blood Relatives, un clásico de la saga del Precinto 87 con un formidable Donald Sutherland.

Breathless: la película rebelde del cine gángster

Poster clásico de “Breathless” de Jean-Luc Godard, película emblemática de la Nouvelle Vague francesa.

Menciono esta cuestión ya que la propuesta de Linklater justamente se concentra en recrear la caótica realización de Breathless, una película icónica del género gángster que catapultó la carrera de Jean-Paul Belmondo, quien eventualmente se convirtió en un referente de esta temática.

Nouvelle Vague recrea en detalle la crónica de la gestación del proyecto de Godard en una propuesta filmada como si se tratara de una obra más de ese período.

Linklater apela a la fotografía granulada en blanco y negro y a una detallada puesta en escena que inserta al público en el París de finales de los años ’50.

El primer acto desarrolla el contexto cultural en el que irrumpieron los cineastas de este movimiento y luego se mete de lleno en la gesta de lo que fue un film que prendió fuego todos los manuales de realización.

Godard filmaba una toma por día, improvisaba el guion según su estado de ánimo y utilizaba locaciones reales sin permisos municipales. Un estilo de trabajo que desafiaba las normas habituales de rodaje y generaba constantes peleas y discusiones entre el director y sus colaboradores.

La cámara de Linklater sigue a Godard, interpretado por un excelente Guillaume Marbeck, como un viajero del tiempo que tiene la misión de documentar un momento histórico del cine.

Las perspectivas de Belmondo y Jean Seberg

Zoey Deutch y Aubry Dullin en una escena de “Nouvelle Vague” de Richard Linklater.

Un aspecto interesante de esta producción es el modo en que el director contrasta las reacciones de los protagonistas frente al peculiar estilo de trabajo de Godard.

Mientras Belmondo estaba convencido de que su carrera estaba terminada después de Breathless y le seguía el juego al cineasta, Jean Seberg lo confrontaba, y de esas peleas surgieron decisiones artísticas que jugaron un papel clave en el contenido del film.

El rol de Seberg fue interpretado por Zoey Deutch, la hija de Lea Thompson, quien el año pasado fue parte de Juror #2 de Clint Eastwood.

En este proyecto tuvo la oportunidad de destacarse más con su labor y conforma una muy buena dupla con Aubry Dullin, quien encarna a Belmondo.

Si tuviera que resaltar una mínima objeción a Nouvelle Vague, es que Linklater cierra el relato con un final abrupto que nos impide ver el impacto que tuvo Breathless en la cultura popular.

El film disruptivo de Godard no fue una obra pensada para los circuitos marginales de un cineclub, sino que se exhibió en las cadenas de cine más comerciales de París, donde sorprendió con una performance extraordinaria en la taquilla.

Contra todos los pronósticos de la crítica y los productores de la industria, Breathless superó los dos millones de dólares de recaudación —una cifra inédita para una obra experimental de este tipo— gracias a la recomendación del boca en boca en el público.

Parte de esta cuestión se relaciona con el hecho de que Godard tampoco se tomaba la propuesta en serio y el relato contenía numerosos chistes y guiños a clásicos del policial hollywoodense como El halcón maltés, High Sierra y Forty Guns, de Sam Fuller.

Linklater también omite el destino trágico que tuvo Jean Seberg, quien se suicidó a los 40 años, en 1979, tras padecer el acoso del FBI por su actividad como militante política en la organización revolucionaria de las Panteras Negras.

Más allá de esos detalles, Nouvelle Vague suma otro gran título a su filmografía con una película que celebra la integridad artística y el poder del cine de autor.

Una sugerencia personal

Si te interesa el tema pero nunca viste Breathless, recomiendo acercarse al film de Linklater después de disfrutar la obra de Godard.

De otro modo, creo que se arruina muchísimo la primera experiencia, ya que vas a conocer de antemano el final de la obra.

El combo perfecto es buscar la original y luego descubrir los detalles del rodaje a través de esta propuesta.

Calificación: A-

4 comentarios en «Nouvelle Vague: la nueva película de Richard Linklater»

  • Buenas Hugo.
    La disfruté muchísimo y es verdad que el visionado de Sin Aliento beneficia la experiencia.
    Quería preguntarte, llegaste a ver el otro trabajo de Linklater que sacó éste año?
    Si bien es medio «obra de teatro filmada», la labor de Ethan Hawke es bestial.

  • No Tomás, no llegué a ver esa todavía. La tengo pendiente.

  • Gracias Tomás, lo vi, tengo un post programada para la tarde al respecto.
    Saudos

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