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Historia de Wonder Woman: Volumen II

Capítulo 69: La llegada de Phil Jiménez

Con la llegada del siglo 21 Wonder Woman continuó con un ciclo próspero que brindaría muy buenas historias en el nuevo milenio.

En enero del 2001 hizo su debut como guionista Phil Jiménez, quien en mi opinión califica como el heredero definitivo de George Pérez, responsable de gestar una de las etapas más brillantes que tuvo este cómic.

Para quienes éramos fan de Pérez este período representó un regreso a la calidad que había tenido la historieta en los años  ´80, donde la fantasía épica se combinaba con una mayor sensibilidad en las temáticas trabajadas.

La etapa de Jiménez es uno de mis períodos favoritos de este cómic y contó con algunos momentos épicos, donde se destacó la memorable «Batalla de Buenos Aires», donde Diana, Donna Troy y Wonder Girl terminaron a las piñas con la nueva versión de Cheetah y Silver Swan en los barrios de Recoleta y Constitución.

Aunque eso es un tema que desarrollaré en detalle en un próximo episodio.

Lo genial del ciclo Jiménez es que al igual que el de Pérez trascendió por presentar un cómic hecho por y para fans de Wonder Woman. A diferencia de los autores que habían pasado hasta ese momento de los ´90, quienes cumplían con una tarea laboral más, estos tipos tenían un profundo cariño por la heroína y eso sobresalió en la calidad de los trabajos.

Durante el período que este artista estuvo a cargo de los guiones y las ilustraciones, la revista retomó los conflictos mitológicos, el mundo de Themyscira se volvió mucho más complejo y la influencia de la serie de Lynda Carter en los años ´70 cobró más protagonismo con numerosos guiños.

La obra de Jimenez, tanto los guiones como el arte,  estaba claramente influenciada por el trabajo de Pérez con quien había colaborado en varias ocasiones para la historietas de los Titans.

Phil había debutado en la editorial DC en 1991 con cuatro páginas ilustradas en la miniserie La guerra de los dioses, que representó la gran despedida de Pérez en Wonder Woman.

Diez años después el artista terminó a cargo de la amazona donde tuvo un debut contundente.

En esta entrega del informe voy a destacar los primeros dos arcos argumentales de Jiménez, con la colaboración de J.M.Dematteis, que recientemente fueron recopilados por la colección Salvat.

DIOSES DE GHOTAM (Números 164-167)

La tensión se establece en las primeras páginas cuando Diana encuentra a su madre con la armadura  de Wonder Woman, en una clara señal que Hipólita no abandonó su idea de operar como justiciera en la Tierra.

Esta fricción entre madre e hija luego cobra más relevancia pero en ese momento la atención está puesta en Ciudad Gótica,  donde surge una amenaza complicada.

Los hijos oscuros de Ares que representan las fuerzas del odio y la discordia toman posesión de los cuerpos de los psicópatas más peligrosos de esa ciudad, como el Guasón, Harley Quinn y Poison Ivy, apoyados por una secta que les rinde culto.

Diana y Batman lideran la resistencia apoyados por Donna Troy, Nightwing, Robin, Huntress, Artemisa y Wonder Girl.

Con semejante reparto y una historia plagada de acción, Jiménez brinda una gran historia donde Batman y sus compañeros especialmente deben lidiar con una amenaza que está por encima de los misterios pragmáticos con los que suelen lidiar.

El autor debutó a lo grande con una épica fabulosa en la que podemos disfrutar de la interacción de todos estos personajes juntos.

Sin embargo, las cosas se ponen más interesantes en el siguiente arco argumental.

PARAÍSO PERDIDO (Números 169-170)

Si te habías emocionado con esa aventura que marcó la primera obra del nuevo autor, las cosas se vuelven más interesantes con el memorable regreso de George Pérez a Wonder Woman.

Junto con Jiménez concibieron este relato que terminó por desterrar en un punto el feminismo utópico de William Marston de los años ´40.

Una visión que retrataba a las mujeres como series perfectos, sin fallas que tenían todas las soluciones para mejorar el mundo.

Marston creía profundamente que el mundo en control de las mujeres sería un lugar mejor y con el paso de los años muchos autores de cómics empezaron a cuestionar esas ideas.

Desde los años ´90 la idea que las amazonas no eran perfectas y también podían resultar víctimas de la codicia y la corrupción habían cobrado peso en el retrato de la sociedad de Themycira.

En Paraíso Perdido, que representó uno de los hechos más tristes en la vida de la protagonista, el clímax de la tensión entre las amazonas deriva en una guerra civil.

El conflicto se desarrolla entre dos facciones.

Por un lado el grupo de Hipólita que sigue comprometida a tener relación con el mundo Patriarcal de la Tierra y las tribu de Bana-Mighdall, donde proviene Artemis, quienes entienden que las amazonas no tienen nada que hacer con el resto de los humanos.

Detrás de todo esto hay una conspiración orquestada por Magala, líder de Bana-Mighdall, quien no planea otra cosa que un derrocamiento de la madre de Diana.

Una historia muy interesante donde Pérez y Jimenez explorar a fondo las políticas de Themyscira desde una perspectiva realista. La trama establece con claridad que no todas las amazonas era las hippies pacifistas con las que se había criado Diana.

Eventualmente estos hechos derivan en la disolución de la Familia Real de las amazonas que repercute en la vida personal de la heroína y su madre.

Muy especialmente cuando la ex reina no tiene mejor idea, para el desconcierto de su hija y Donna Troy, que anunciar su retiro de la isla para dedicarse a combatir las injusticias de la Tierra como Wonder Woman.

¿Puede haber dos amazonas cumpliendo el mismo rol entre los humanos?

Obviamente no y esto gestaba otro conflicto muy interesante que cobraría fuerza en los primeros argumentos del nuevo guionista.

Continuará.