Crónicas policiales

El asesino del tablero de ajedrez (III)

hÚLTIMA PARTE.

Junio de 2006. 

Después de varios meses de investigación Andrei Suprunenko y su equipo de la unidad de Crímenes Mayores dejaban de vagar por la oscuridad.

Ahora tenían un nombre y por primera vez un potencial sospechoso.

Mientras estudiaban la información que les dio el hijo de Marina Moskalyeva surgió otro importante avance.

Finalmente encontraron a la mujer en las cámaras de seguridad del subterráneo.

Podían seguir el último recorrido que había hecho hacia el parque Bitsa. En las imágenes Marina aparecía acompañada por un hombre de unos treinta años.

El departamento de la familia Pichushkin se encontraba en la calle Khersonskaya a pocas cuadras del parque donde ocurrían los crímenes.

Era un viejo edificio de la era de la Unión Soviética. Allí vivían Natasha Pichushkin con sus hijos Natya, de 27 años y Alexander, de 31 años.

Cerca de la medianoche del 16 de junio 2006 golpearon la puerta.

Sasha fue la encargada de abrirla y se sorprendió al ver a un grupo de hombres uniformados frente a su departamento.

Algunos vestían de civil. Andrei Suprunenko y Denis Adamenko estaba rodeados por unos hombres que llevaban uniformes militares, cascos, chalecos antibalas y rifles de alto calibre.

Querían hablar con su hijo Alexander por unos robos que se habían registrado en la zona.

No hubo peleas, persecuciones ni situaciones de tensión.

Alexander tomó su abrigo y acompañó a la policía sin incovenientes. A su madre le llamó la atención que varios hombres armados escoltaran a su hijo para preguntarle sobre unos robos.

El detective Suprunenko se encargó del interrogatorio inicial.

Pichushkin estaba completamente tranquilo y en un principio negó todos los cargos que se mencionaban en su contra.

Sí, conocía a Marina Moskalyeva, era su compañera de trabajo en el supermercado donde trabajaba como cajero, pero no tenía nada que ver con su desaparición.

Las pruebas eran contundentes. La hoja que le escribió la mujer a su hijo con sus datos y las imágenes del video lo involucraban en el caso.

Alexander sabía que estaba acorralado y en las horas siguientes decidió confesar el asesinato de Marina Moskalyeva

Después de ochos meses el equipo de la unidad de Crímenes Mayores escuchó la palabras que tanto buscaban.

«El maníaco de Bitsa soy yo».

Alexander PichushkinEntonces vino la sorpresa que nadie esperaba.

Lo estaban acusando por 14 crímenes cuando él había matado más de 60 personas.

Había más cuerpos y más víctimas que Pichushkin se había cobrado desde 1992.

Cuando Suprunenko creía que el caso estaba cerrado se encontró con que la odisea de los crímenes del parque Bitsa en realidad recién comenzaba. Si Pichuskin decía la verdad estaban ante el asesino serial más prolífico de la historia de Rusia y del siglo 21.

Andrei Chikatilo había matado a 52 personas, Alexander aseguraba que 60.

Eso significaba que no podía cerrar el caso todavía.

Luego de la detención del criminal se allanó su domicilio. Ente las pertenencias del asesino encontraron uno de sus libros favoritos, «Cómo ganar amigos e influenciar a la gente» de Dale Carnegie.

Otro elemento muy particular fue un tablero de ajedrez. Cada casilla tenía un número pegado.

De los 64 cuadrados, 60 estaban cubiertos.

Pichushkin habían decidido matar una persona por cada casilla y de esa manera superar al carnicero de Rostov, un depravado homicida de niños que él admiraba.

Cuando se conoció ese detalle en los medios, los diarios y la televisión pasaron a llamaron el «asesino del tablero de ajedrez».

Ahora todas las denuncias de desapariciones del sur de Moscú de los últimos años se habían fundido en un solo caso.

Necesitaban que Alexander siguiera hablando y Suprunenko delegó el interrogatorio en la detective Valeria Suchkova.

Suchkova tenía la tarea de establecer una relación psicológica con el asesino para sacarle toda la información posible.

Aunque tenía experiencia en este tipo de casos la investigadora nunca olvidaría el testimonio de Pichushkin y el placer con el que describía la manera en que mataba  a sus víctimas.

Manifestó que al romper el cráneo de una persona se sentía Dios porque podía disponer de sus vidas como quería y se consideraba el padre de cada una de las víctimas, a las que les había brindado la posibilidad de abrirles la puerta a una nueva vida.

Pichushkin comenzó a hablar y más detalles salieron a la luz.

Había nacido el 9 de abril de 1974 en Moscú.

Tuvo una infancia común sin abusos ni  problemas psicológicos. Era un chico sociable y normal que era criado por su madre.

Su vida cambió a los cuatro años cuando tuvo uno accidente. Alexander se cayó de una hamaca y se golpeó la cabeza.

Un fuerte impacto que dañó la corteza frontal de su cerebro. Otros dos célebres criminales que casualmente  tuvieron la misma lesión fueron Albert Fish, el abuelo asesino, y John Wayne Gacy.

A partir de este accidente Pischushkin se volvió más impulsivo y agresivo.

Su madre lo sacó de la escuela pública y lo transfierió a otro colegio para chicos discapacitados. Esto generó que sea acosado por otros niños del barrio que lo trataban de retardado. Una situación que comenzó a fomentar un gran rencor dentro de él.

Sin embargo su abuelo descubrió que Alexander estaba muy lejos de ser un discapacitado y lo instruyó en el juego de ajedrez.

Con el tiempo Pischushkin demostró ser un excelente jugador y ganó varios torneos en el parque Bitsa.

Su abuelo era el que lograba contener su temperamento violento que cada vez se manifestaba con mayor fuerza en su vida.

Sin embargo, cuando el hombre murió Alexander se sintió solo y empezó a beber vodka con mayor frecuencia.

En aquellos días de los años ´90 surgió el caso del carnicero de Rostov, Andrei Chikatilo, por el que el joven tenía una gran fascinación.

Se obsesionó con la historia de Chikatilo y en su cabeza se empezó a gestar la posibilidad de cometer un asesinato y vivir en carne propia la experiencia.

No había ninguna otra cosa que le llamara la atención. Ni pasatiempos, ni proyectos, amigos o mujeres.

Lo único que le interesaba era probar la experiencia de quitar una vida y superar a Chikatilo en el número de víctimas.

Tenía 18 años cuando cometió su primer crimen el 27 de julio de 1992.

La víctima fue su amigo Mikhail Odichuk. Era compañeros en la escuela y fue la única persona a la que Alexander le confesó su plan de cometer un asesinato.

Le propuso a Mikhail hacerlo juntos y en un principio el joven pensó que se trataba de una broma.

Alexander iba en serio y cuando su amigo se acobardó decidió que había encontrado a su primera víctima.

«El primer crimen es como el primer amor, uno nunca lo olvida», declaró el asesino frente a la investigadora Valeria Suschkova.

images (2)Pischushkin a continuación colaboró en la reconstrucción de los crímenes.

Esposado a un brazo del detective Denis Adamenko, Alexander describió en detalles como había matado a cada una de las personas desaparecidas.

Luego del asesinato de su amigo tardó nueve años en cometer el siguiente crimen y a partir del 2001 comenzó otra vez con sus ataques.

Hasta el 2006  muchos cadáveres no aparecieron porque Pishushkin los tiraba por las alcantarillas y los cuerpos se perdían en los desaguaderos.

La policía comprobó que el asesino no mentía cuando salió a la luz el caso de Maria Viricheva, la mujer embarazada que había logrado sobrevivir.

Pichushkin volvió al parque 27 veces y se registraron 40 horas de filmación.

Durante una jornada el asesino condujo a la policía hacia una zona del parque donde todavía se encontraba el cadáver de un hombre que nadie había visto.

En el suelo pudieron encontrar los dientes y parte de la mandíbula de Oleg Lavriengo, un trabajador de San Petersburgo, de 36 años.

Los animales que merodeaban ese lugar habían terminado de destruir los restos y llevó mucho tiempo poder reconocerlo.

Alexander tenía un trabajo regular en un supermercado y era recordado por los vecinos como un empleado amable que siempre atendía con simpatía a a gente.

Un equipo de psiquiatras estudió al criminal durante seis meses.

El informe de su personalidad describió que era un hombre que no era feliz en su vida cotidiana y mitigaba su dolor cuando disfrutaba de actividades sádicas y agresivas.

Los crímenes le daban satisfacción y placer sexual.

La paradoja de su personalidad es que pese a ser un hombre solitario tenía una excelente habilidad para hacer amistades. Ninguna de sus víctimas podía detectar el peligro en que se encontraban porque Alexander los hacía sentir cómodos y tranquilos.

Pischushkin no era un retrasado mental sino un hombre perverso que sabía perfectamente lo que hacía y lo disfrutaba.

Afirmó haber arrojado los cuerpos de 43 personas por las alcantarillas y acusó a la brigada de homicidios de ineptos por no poder detenerlo antes.

Según la investigadora Valeria Suchkova, Pichuskin comenzó a matar mujeres para llamar la atención de la policía y el homicidio de Marina Moskalyeva fue un grito desesperado para lo que atraparan de una vez.

Quería conseguir la misma notoriedad que Andrei Chikatilo y estaba ansioso por contar su historia.

Finalmente obtuvo la atención que tanto buscaba.

Su juicio fue cubierto por todos los medios de Rusia y de otros países que estuvieron presentes en el proceso.

Mejor no le podía haber salido. Al igual que su idolatrado Andrei Chikatilo, Alexander fue encerrado en una jaula para evitar que nadie intentara matarlo.

Fue su gran show. Actuó para las cámaras y se sentía atraído por toda la atención.

Se había convertido en el asesino serial más prolífico del siglo 21. Su registro de asesinatos superaba a las historias más famosas de los casos policiales.

Cuando le preguntaron sí se arrepentía de lo que había hecho se tomó unos segundos para pensar la respuesta y luego respondió:

«Sí, me arrepiento de que me arrestaran tan pronto. En dos días planeaba matar a otra mujer«.

El juicio duró seis semanas y se los juzgó por 49 homicidios e intento de asesinato de tres personas. Entre ellas la embarazada María Viricheva.

No se descarta que haya podido superar a Chikatilo en el número de asesinatos, ya que muchos cuerpos de victimas desaparecidas en el parque Bitsa, durante los años de los crímenes, nunca se pudieron encontrar.

El jurado tardó apenas una hora en dar un veredicto.

El lunes 29 de octubre de 2007 el Juez Vladimir Usov condenó a Alexander Pichushkin a cadena perpetua.

Se dictaminó que los primeros 15 años de su condena el criminal del tablero de ajedrez deberá permanecer encerrado solo en una celda sin ningún tipo de contacto humano.

GRACIAS POR LEER Y BIENVENIDOS A UN NUEVO AÑO DEL BLOG.  

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14 comentarios en «El asesino del tablero de ajedrez (III)»

  • Buen cierre.
    La clave esta en como se cuenta la historia. Se pueden «tirar» los hechos sin producir nada o bien, se pueden manejar los tiempos, la informacion y las palabras, para dar un relato apasionante.
    Gracias una vez mas y bienvenido Hugo…

  • Que buena forma de empezar el nuevo año de este blog! Espero leer muchas mas cronicas policiales este 2014, siempre es una alegria cuando veo que escribis una!

  • hugo se te paso un detallito,es chiquito igual: alexander salia con una mina que le re gustaba,estaba todo bien pero ella se empezo a cansar de el y lo dejo,el le pregunto por que lo dejaba y ella le dijo: «es que ya no siento nada por vos,me empezo a gustar tu amigo», ahi se puso mas loco de lo que estaba y este hijo de puto aprovecho la volada para darlo vuelta tirandolo desde una ventana,pero como en esos tiempos estaba muy caliente el caso de chikatilo las autoridades cerraron el caso por fiaca y no querer laburar como «suicidio». Una locura!
    Saludos!

  • Essselente Hugo :P. ¿Se publicó al final el libro? Porque recuerdo leer comentarios tuyos de que estabas armando un libro con esta temática.

    Comentario off topic, supongo que esto lo viste: http://www.youtube.com/watch?v=thJ8LYdEu0k#t=19

    Me hiciste adicto a las pelis animadas de DC, sabelo jajaja :P.

  • Bienvenido nuevamente! Finalmente obtuvo lo que queria el rusito despues de todo… Espero que este sea un año de muchas mas notas interesantes y atrapantes como esta. Todavia estoy esperando la del racismo de Walt Disney que comentaste cuando salio «La Princesa y el Sapo». Saludos!

  • Muy buena crónica Hugo! Me puse a releer algunas crónicas viejas, serías tan amable de numerarlas (Parte 1, parte 2, etc). No son tantas y no creo que sea un trabajo tan difícil) porque buscando no me era fácil saber cuando terminaba una y empezaba otra (dado que el buscador va de atras para adelante).

    Para cuando a la venta el libro infantil? Y volvé a reseñar peliculas bizarras! 😀

    Saludos!

  • Espeluznante! sobre todo porque ya no estamos hablando de locos de hace 30 o 40 años atrás.

  • acabo de terminar de leerlo, ademas de la cronica de Chikatilo. interesante pero macabro. me parece que hoy no duermo.

  • Sabes que me quedé pensando en si podés hacer una crónica copada de lo que paso con Daniel Lugo (&co) y Marc Schiller? Vi la película de Bay (Pain&Gain, que me encantó) y después leí 2 libros, uno escrito por un periodista y el otro en 1era persona escrito por Marc Schiller contando TODO (demasiados detalles para mi gusto). Me encantaría poder leer una crónica con tu estilo y creo que sería un desafío interesante.

    Saludos!

  • El libro policial lo postergué por un par de proyectos infantiles que cobraron más impulso.
    Empecé escribiendo un cuento para el jardín de infantes de mi sobrina con un personaje que creamos juntos y me enganché con más historias. Cuando terminé el tercero cuenta me di cuenta que tenía mi propio universo de ficción.
    Mi máximo deseo y prioridad laboral es poder tenerlo listo este año.

    Esto no significa que no retome los proyectos para adultos, pero ahora estoy ocupado con eso.

    Tengo otra crónica en mente que me interesa contar, pero por ahora me tomo un respiro de estos freaks.
    Anotadas las sugerencias Ale!
    Saludos!

  • No, sabés que solamente conocía a Chikatilo y Pichuskin de esa lista. La verdad que al resto no los tenía. Lo bizarro es que alguien haya hecho un top ten de asesinos seriales!

  • Si es verdad, pero en internet encontras de todo..jejeje. Incluso en listverse.com hay otro top ten parecido que hasta tenia asesinos seriales del siglo XVI y XVII.

  • Tiro una sugerencia para una nota futura: Peter Kürtan, también conocido como «El Vampiro de Düsseldorf».Es más, Fritz Lang lo llevó al cine en 1931 con su película llamada «M», un año después de que lo ejecutaran…que raro que Hollywood no hizo de las suyas 😛

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