Crónicas policiales

La Masacre de Houston

SEGUNDA PARTE.

24 de mayo de 1972. Houston Heights, Texas.

«Queridos mamá y papá, siento hacer esto, pero con Johnny encontramos un mejor trabajo en una empresa de camiones de carga que viaja de Houston a Washington. Estaremos de regreso dentro de tres o cuatro semanas.  En una semana les estaré enviando dinero.

Los quiero,

 Billy«.

Billy Baulch, de 17 años, había desaparecido tres días atrás junto a su amigo Johnny Delome, de 16 años. Los padres estaban desperados porque no tenían noticias de ellos y cuando recibieron la carta lejos estuvieron de calmarse, ya que estaban más alarmados.

Algo no funcionaba. La letra, en efecto, era de Billy pero el mensaje de la nota les hacía ruido a los padres. Especialmente al señor Baulch que era un camionero con mucha experiencia y jamás había oido hablar de una oferta de trabajo como la que mencionaba su hijo en esa zona.

Para la policía los jóvenes eran simples fugitivos y no brindaron ayuda.

Entonces el matrimonio Baulch decidió hacer su propia investigación. Empezaron a recordar algunos incidentes que habían tenido con su hijo y recordaron el nombre de David Brooks.

El joven le había dado a su hijo droga una vez y los Baulch hicieron una denuncia. También recordaron que Brooks solía pasar bastante tiempo con Dean Corll, quien solía recibir chicos jóvenes en su casa.

Corll era conocido también con el apodo de Candy Man, el señor de los dulces, ya que previamente a trabajar como electricista tenía un negocio de golosinas con su familia, donde solía regalarle chocolates a los niños.

Los Baulch empezaron a buscar a Corll y finalmente lo encontraron. El hombre los recibió en su casa con mucha amabilidad y se mostró preocupado cuando se enteró de las desapariciones.

No, no había visto ni a Billy ni  a Johnny, pero cualquier cosa que supiera enseguida iba a contactarse con ellos.

Hacía días que se había desecho del cuerpo de los dos muchachos y sus padres jamás los volverían a ver.

8 de agosto de 1973.

Poco después de empezar a interrogar en la comisaria a Elmer Wayne Henley, el detective Dave Mullican comprendió que lo que se presentaba como un simple caso de homicidio en defenza propia en realidad escondía una trama de crímenes perversos que no tenía antecedentes hasta ese momento en los Estados Unidos.

Henley empezó a hablar y la verdad salió a la luz.

Dean Arnold Corll había nacido el 24 de diciembre de 1939. A diferencia de otros asesinos seriales llevó una vida normal y tranquila durante la mayor parte de su vida.

En esta historia no hubo padres abusivos o una educación religiosa dogmática o que fueron catalizadores de violencia importantes en otro delincuentes famosos.

De niño era tímido y les costaba relacionarse con otros chicos.  A los siete años le diagnosticaron fiebre reumática y un problema cardíaco que le impidió tomar clases de gimnasia el resto de su educación.

En la secundaria era un muy buen alumno que consiguió notas altas y participaba en la banda de música de la escuela.

En 1964 ingesó al ejército y fue asignado a la base de Fort Hood, en Texas, donde trabajó como técnico reparador de radios. Odiaba la vida militar y en 1965 recibió la baja con honores por todos los servicios que había prestado.

Dean decide ponerse a trabajar en el negocio familiar de los dulces. La empresa de los Corll empezó a crecer y pusieron un local a metros de la escuela primaria de Houston Heights.

De esa manera el hombre empezó a tomar contacto con chicos menores que él. Pese a que había tenido relaciones con mujeres en el pasado e inclusive estuvo a punto de casarse, Corll en realidad sentía atracción por la gente de su mismo sexo y nadie de su entorno familiar sabía que era gay.

Ni siquiera cuando flirteaba con otros empleados del negocio o cuando fue denunciado por acoso sexual. Su madre no le dio importancia a la acusación y veía el hecho como el simple rencor de un trabajador despedido.

Es difícil saber que lo llevó a matar personas y por qué canalizó ru represión sexual de esa manera, ya que nadie pudo interrogarlo y es poca también la gente que lo conocía.

En 1967 conoció a un chico de 12 años llamado David Brooks, que era uno de los tantos jóvenes a los que Corll solía regalarles chocolates.

Dean sentía un gran atracción sexual por los chicos y empezó pasar gran parte de su tiempo con los jóvenes clientes que se acercaban a su negocio.

Los padres de Brooks estaban divorciados y el muchacho solía encontarse con Corll cuando visitaba a su padre. Primero empezaron a compartir distintas salidas, como paseos en moto y pesca y luego la relación se hizo más intima.

Corll empezó a darle dinero al chico a cambio de  sexo oral.

En poco tiempo la casa del hombre de los dulces  se convirtió en el segundo hogar de David.

En un principio el asesino trabajaba solo. Corll disfrutaba de sus relaciones sexuales a través de la violemcia y esto lo llevó a buscar a jóvenes  menores que él que pudieran ser facilmente dominados.

Algunas veces conseguía a los chicos en la ruta cuando veía que alguien necesitaba ser transportado, como su primera víctima, Jeffrey Konen, y en otras ocasiones lo convencía de ir a tomar algo a su casa o fumar alguna droga.

Cuando los chicos estaban borrachos  o adormecidos por las drogas se encargaba de violarlos y luego estrangularlos.  Los cuerpos solía enterrarlos en las cercanía del Lago Sam Rayburn.

Poco después de la muerte de Konen, David Brooks un día entró a la casa de Corll y se encontró con una inesperada situación.

David sorprendió a Corll mientras violaba a dos chicos y los torturaba en una tabla de madera. Ambos fueron asesinados luego por el sádico psicópata.

Dean entonces le hizo una propuesta al joven. Su silencio a cambio del Chevrolett Corvett verde que tanto quería tener.

Brooks aceptó sin dudarlo y el criminal diás después levantó la apuesta.

Ahora le iba a ofrecer 200 dólares por cada muchacho que lograra trae a su casa. Él tenía que buscar la forma de hacerlos entrar al lugar para que Corll pudiera abusar de ellos y torturarlos.

De esa manera empezaron a caer los adolescentes que llegaban a la vivienda debido a la confianza que le tenían a Brooks. Era un chico que conocían de toda la vida y lo último que iban a imaginar era que los entregaría a un asesino.

Elmer Wayne Henley tenía 15 años cuando conoció a Dean Corll a través de David Brooks. Es muy probable (como recordaría más adelante Henley en sus declaraciones) que hubiera sido en principio otra víctima de los criminales.

Sin embargo, por alguna razón que ese desconoce, Dean decidió no tocarlo. Había algo en el joven que le indicaba que tambien podía servirle para sus própositos.

Corll le hizo la oferta a Elmer. 200 dólares por cada chico que pudiera traer a su casa.

El asesino les dijo que trabajaba para una organización mafiosa basada en Dallas que secuestraba jóvenes para explotarlos sexualmente en distintos burdeles. Una mentira que inventó para no asustarlo y que se cayó enseguida porque el adolescente no era estúpido.

Lo que hacía Corll no le importaba.  Por 200 dólares podría entregarle varios amigos y conocidos.

De esta  manera Brooks y Henley comenzaron a trabajar para Corll y poco tiempo después ellos mismos participaron de las torturas y asesinatos. Especialmente Henley que era el más sádico, de acuerdo a la declaración que hizo luego Brooks.

Así fue que  empezaron a secuestrar a sus propios amigos, chicos que conocían de la escuela y el barrio. La víctimas no habían sido tragadas por la tierra.  En un momento se habían cruzado con Brooks o Henley y con distintas excusas fueron convencidos de ir a la casa de Corll donde eran entregados para ser violados.

El macabro trio operó de esta manera con total impunidad durante tres años, sin la menor sospecha de la policía.

Durante este período Corll se mudó de vivienda varias veces, siempre por la zona de Houston Heigths.

En julio de 1973 Brooks se casó con su novia embarazda y Henley quedó a cargo como el principal asistente del asesino.

Durante ese período él también ya colaboraba de manera activa en los homicidios.

7 de agosto de 1973.

Es probable que los criminales hubieran continuado impunes con sus hechos durante varios años más si aquella noche no se hubieran reunido.

Una vez más Henley consigió nuevas víctimas para Corll pero no tuvo en cuenta un detalle que alteró de manera inesperada al criminal.

Elmer convenció para ir a una fiesta a dos amigos, Timothy Cordell Kerlley y Rhonda Williams.

Rhonda fue una incorporación de último momento que no había sido planeada. La chica pasaba por un mal momento. Su novio Frank Aguirre había desaparecido misteriosamente (secuestrado por Henley,  Brooks  y Corll) y no se sabía nada de él en los últimos meses.

Su padre era un alcohólico violento al que no podía acercarse cuando tomaba y detestaba a todos sus amigos. Por esas tretas del destino el único chico que le caía bien era Wayne Henley.

Rhonda decidió irse de su casa y esperar que el efecto de la bebida se le pasara a su padre. Esa noche se encontró con Henley, quien estaba a punto de ir a una fiesta con Tim Kerlley. La chica no quería ir a ese lugar pero accedio para no pasar la noche sola.

La supuesta fiesta se celebraba en la vivienda de Dean Corll.

A las 3 a. m. llegaron a la casa de la calle Lamar 2020.

Cuando Corll vio que el idiota de Henley había traido a su hogar a una mujer toda su furia se manifestó, pero no la expresó enseguida.

Rhonda se dio cuenta que su presencia había generado cierta tensión entre Corll y Henley. El hombre se retiró a otra habitación mientras los jóvenes empezaban a tomar alcohol y fumar marihuana.

Consumieron drogas hasta que se quedaron dormidos.

Horas después Elmer Henley abrió los ojos.

Su cuerpo se empezó a tensionar cuando descubrió que sus talones estaban atados con una soga y sus muñecas esposadas.

Sus amigos también estaban atados y empezaban a despertarse.

CONCLUIRÁ…

 

 

4 comentarios en «La Masacre de Houston»

  • Groso Hugo!!! Mañana el final??? saludos!

  • La realidad supera a la ficción, no se por que, pero lo que describis me hace acordar a «The Last House of the left», yo siempre me digo cuando termino de ver ese tipo de peliculas, «no puede haber tanto loco suelto junto», pero parece que si, aca 3 psicopatas se conocen practicamente de la nada misma y empiezan a matar a sus propios vecinos sin miramientos y sin que nadie se de cuenta de nada…
    Tranquilamente se podria dar en la realidad las secuencias de «Eden Lake» o «Martires»

  • ¡Impactante! Da escalofrios. Muy bien narrado, Hugo.

    ¡Espero el final!

    ¡Saludos!

  • Creo que no conocía a este asesino. Muy buena la historia, es super macabro como se fue tejiendo todo.
    Me pregunto como es que sus dos cómplices terminaron participando de las torturas ¿será que David tuvo la suficiente intuición para ver en ellos la oscuridad que el mismo tenía dentro? Muy loco todo.
    Esperare la tercera parte. Me gusta como lo redactas. Muy buen todo.

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