Crónicas policiales

Herbert Mullin: El hippie asesino

2 de noviembre de 1972,  Santa Cruz, California.

El día de Todos los Santos el joven vestido de negro entró en la iglesia St. Mary para conseguir la fuerza necesaria que le impidiera seguir matando.

El lugar se encontraba vacío salvo por la presencia del padre Henri Tomei, un héroe de la Resistencia Francesa durante la Segunda Guerra Mundial. A los 65 años el sacerdote era uno de los vecinos más respetados de la localidad de Los Gatos, en Santa Cruz.

La intención del muchacho era confesar las cosas horribles que había hecho. Intentó comunicarse con el padre Tomei pero en algún momento de la conversación las drogas que había consumido alteraron por completo su situación.

Había llegado al lugar para confesar y expresar la carga que tenía por la misión que le había encomendado Dios, pero para su sorpresa el sacerdote lo comprendía y lo alentaba a continuar con los asesinatos.

-¿Herbert, lees la Biblia? -preguntó el clérigo.

-Sí -respondió el joven.

– ¿Los Mandamientos, donde dicen que honrarás a tu padre y tu madre?

-Sí.

-Entonces sabes que importante es hacer lo que tu padre dice?

-Sí

-Es tan importante que quiero ser voluntario para tu siguiente sacrificio.

Herbert Mullin comprendió entonces que su misión divina de salvar el mundo no podría ser detenida y tenía que seguir adelante.

Sacó por la fuerza al sacerdote del confesionario y lo apuñaló salvajemente con el cuchillo que llevaba escondido en sus ropas.

Esa conversación nunca había existido entre los dos hombres, salvo en la mente del asesino, que ahora estaba decidido a honrar a su padre. La mejor manera de hacerlo para él era uniéndose al ejército.

Una mujer descubrió el cuerpo ensangrentado del padre Tomei y llegó a ver a un hombre vestido de negro salir de la iglesia con prisa.

El asesinato del cura fue una conmoción en el lugar y no fueron pocas las personas que lo relacionaron con la obra de un culto satánico.

La policía investigó el caso esperando encontrar al asesino en el funeral de Tomei pero el misterioso hombre nunca apareció. Los únicos elementos que tenían eran la vaga descripción de una mujer y las huellas digitales que había dejado el delincuente en la escena del crimen.

Tenía 25 años y fue en aquel año de 1972 cuando empezó a escuchar voces que le incitaban a matar para cumplir con la misión para la que había nacido.

El 18 de abril de 1906 un terremoto sacudió la ciudad de San Francisco generando miles de muertos y heridos.

La fecha del sismo coincidía con el cumpleaños de Herbert Mullin, quien creía que su misión en la vida era salvar el mundo de otro desastre natural.

Para el joven la Guerra de Vietnam había surgido como un sacrificio que la humanidad ofrecía al planeta para evitar que otra catástrofe se desatara en el mundo.

Por entonces aquel conflicto bélico se acercaba a su fin y Mullin sabía que si él no salía a buscar a los próximos voluntarios que estuvieran dispuestos a morir por la causa, el mundo enfrentaría un mal mayor.

Él debía equilibrar la balanza ya que con los muertos de Vietnam no alcanzaba.

Herbert había sido diagnosticado con esquizofrenia un tiempo atrás y pasó por varios institutos mentales que no supieron tratarlo.

A principios de los ´70 el Gobernador de California Ronald Reagan había cerrado varios hospitales psiquiátricos por cuestiones presupuestarias y pacientes como Mullin quedaron a la deriva sin ningún tipo de contención.

Herbert había comenzado a consumir drogas gracias a un amigo, Jim Gianera, quien lo introdujo en el tema, algo que gestó un combo mortal al combinar las pastillas de LSD, anfetaminas y cannabis con su enfermedad.

Al inicio de la década del ´70 el joven era un hippie más que abogaba por la despenalización de la drogas, el amor libre y soñaba con viajar a la India para estudiar Yoga.

Sin embargo su salud mental comenzó a empeorar y el viaje nunca llegó a concretarlo debido a que los mensajes que recibía de las voces que atormentaban su mente lo prepararon para otra tarea diferente.

Herbert aseguraba escuchar voces que lo incitaban a matar personas con el objetivo de prevenir un mal mayor. Para él no eran víctimas sino voluntarios que brindaban su vida para salvar al mundo.

Intentó evitar la matanzas e ignorar las voces pero cuando escuchó la voz de su padre con un mensaje claro ya no pudo volver atrás.

«¿Qué ocurre?..No veo que me des lo que te pido.  Ve y mata a cualquiera!»»

El 13 de octubre de 1972 salió a la calle y encontró a su primera víctima.

Un indigente llamado Lawrence White caminaba solo por una vereda hasta que decidió acercarse a un joven que parecía tener problemas con el motor de un viejo Chevy.

Herbert había logrado atraer la atención del hombre con esa puesta en escena y cuando vio la cara de Lawrence supo que estaba por el buen camino.

Otra señal.

Para la gente normal tal vez White era un linyera más, pero él lo había reconocido y nadie podía engañarlo.

Era Jonás, el famoso profeta de la Biblia, quien había pasado tres días en el vientre de un pez y luego predicó en la ciudad de Nínive.

Jonás se encontraba ante él y le confirmó los pasos a seguir a través de un mensaje telepático.

«Mátame para que otros puedan ser salvados».

Herbert obedeció al instante. Tomó un bate de béisbol que se encontraba en su auto y molió a palos el cráneo del indigente quien nunca llegó a entender la reacción del joven.

Había sido fácil. El cadáver de White se encontró días después. Nadie reclamó su cuerpo y el asesinato ni siquiera llegó a los medios.

Mullin siempre había tenido condiciones para la pintura y su madre le obsequió un libro de Miguel Angel para que pudiera inspirarse y a través del arte consiguiera canalizar sus problemas.

Lo que nunca se pudo imaginar la señora Mullin es que su regalo inspiraría otro crimen terrible de su hijo.

Al leer el libro y ver los trabajos del famoso artista el asesino llegó a la conclusión que Miguel Angel había pasado muchas horas diseccionando cuerpos para capturar de manera pefecta la anatomía humana en las esculturas.

El regalo de su madre era otro mensaje claro para él. Tenía que diseccionar a alguien en su próxima misión.

Continuará en el próximo post (a las 15hs).

8 comentarios en «Herbert Mullin: El hippie asesino»

  • Genial Hugo! ya extrañaba tus notas de asesinos.
    como va el libro?

  • Faaa!! Cuanto extrañaba esto! y ahora… tension y suspenso hasta las tres de la tarde!!! Jajaja! Que bueno Hugo!

  • Me hiciste esperar poco! Yo imaginaba la nota para diciembre. Que bueno! ahora a esperar hasta las 3.

  • que groso, almuerzo con esto,esperando lo proximo…

  • Buenisismo!!!, Hacia mucho que no retomabas esta sección! esperando con ansiedad!

  • Por fin!!!!
    Volvieron los relatos!!!
    Excelente como siempre. Ahora, pregunto y el ibro para cuando???
    Saludos y a esperar la segunda aprte

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