Crónicas policiales

Andrei Chikatilo: La bestia de Rostov

chicatiloDiciembre de 1978,  Rostov, Rusia.

Por lo general buscaba niños, no importaba el género, ya que a la hora de mutilarlos oponían menos resistencia que los adultos.

Lena Zakotova tenía 9 años y cuando aceptó la invitación de entrar a la cabaña del señor amable que conoció en la calle nunca se imaginó que no volvería a salir con vida de ese lugar.

En cuanto cerró la puerta de la casa el hombre se transformó.  En pocos segundos agarró  a la nena y la desvistió con violencia.

Mientras le quitaba la prendas de vestir la rasguñó sin querer y al ver la sangre en el cuerpo tuvo una erección.

Intentó violarla, pero su pene no funcionó, entonces  reemplazó su órgano por un cuchillo. Con cada puñalada sentía que se acercaba al orgasmo.

No dejó de acuchillar a la niña hasta que acabó. Cuando terminó, tomó el cadáver de Lena y lo tiró al río Grhusevka.

La milicia rusia no era precisamente una fuerza blanda a la hora de lidiar con criminales.

Cuando encontraron el cuerpo de la chica no tardaron en investigar la zona donde había aparecido los restos  flotando.

Aleksandr Kravchencko fue encontrado culpable del terrible asesinato. Su único crimen fue vivir cerca del lugar donde se llevaron a cabo los hechos. En la desesperación por salir vivo del interrogatorio brutal al que era sometido confesó el  homicidio para que no lo mataran a golpes.

No le sirvió demasiado. Tiempo después fue ejecutado. Para la policía el caso estaba cerrado.

Junio de 1982.

Lyuba Biryuk tenía 13 años y vivía en el pueblo de Novorcherkassk, en la zona de Rostov.

Un hombre que buscaba leña en un bosque fue quien encontró su cadáver.

El cuerpo estaba totalmente descompuesto y se podían notar en su cabeza los huesos de la calavera.

Le habían quitado los ojos, tenía varias costillas rotas, además de numerosas apuñaladas en la región pélvica.

Rusia hasta ese momento no era un país con un gran historial de asesinos seriales.

Los crímenes en ese lugar solían darse por situaciones pasionales entre adultos o por una típica pelea de borrachos.

No era común que alguien sometiera a niños a semejante tormento.

Para la mentalidad de las autoridades de la ex Unión Soviética ese tipo de enfermos sólo existían en la sociedades capitalistas decadentes.

En la madre Rusia se descartaba por completo la idea que el país sufriera ese tipo de  descomposición social.

Los oficiales de policía no sabían donde estaban  parados y tampoco cómo proceder en casos como estos.

Tenían claro que la muerte de Biryuk había sido producto de un crimen sexual y comenzaron por interrogar a todos los enfermos mentales o ex convictos con antecedentes en violaciones.

Un hombre que había estado en prisión por una violación se suicidó al saber que la policía lo buscaba para hacerle preguntas.

Los interrogatorios no se realizaban con preguntas amables. Antes enfrentar las torturas de los investigadores, el hombre que no tenía nada que ver con la muerte de la joven prefirió matarse.

Cuando la policía encontró su cuerpo asumieron que el suicidio se había producido por remordimiento de conciencia. El caso de Lyuba Biryuk estaba cerrado.

Un mes después apareció el cadáver mutilado de Lyuba Volubuyeba, de 14 años,  sin ojos, con los pezones mutilados y varias puñaladas en el pecho.

La autoridades entonces tomaron conciencia que en la región de Rostov estaban ocurriendo cosas que merecían ser investigadas .

Cuatro víctimas más  Oleg Pozhidayev (9), Olga Kuprina (16), Ira Karablnikova (19) y Sergei Kuzmin (15) tuvieron que aparecer hasta que el gobierno finalmente se puso a trabajar en serio.

Los cuerpos de los chicos fueron encontrados con las mismas características que en los casos anteriores. La diferencia es que ahora también se sumaban varones, cuyos testículos había sido cortados.

Era la época de la Unión Soviética, el estado controlaba los medios de comunicación y todos los  temas relacionados con crímenes y violaciones eran censurados y sólo los altos miembros de inteligencia tenían conocimiento de los hechos.

Al pueblo no se lo informaba ya que este tipo de noticias hubieran constituido una imagen negativa para la república socialista.

De esta manera, los padres no podrían proteger a su hijos ya que no tenían la menor idea de lo que estaba ocurriendo.

Los niños desaparecían pero nadie se metía en el tema.

Las autoridades le encargaron el caso al Mayor Mikhail Fetisov, uno de los mejores investigadores de la milicia, quien formó un grupo de 10 oficiales que estuvieron dedicados a la investigación tiempo completo.

Fetisov convocó al mejor especialista forense que trabajaba en ese momento en Rusia para que se sumara al equipo.

Viktor Bukarov, tenía 37 años y era un profesional inteligente. Apenas tomó conocimiento del caso supo que la policía tenía que cambiar sus técnicas de investigación si quería atrapar al psicópata, ya que la burocracia soviética solo iba a empeorar la situación.

Tenía razón. Para mediados de 1984 las mujeres y niños asesinados sumaban 24.

A esta altura era obvio que el agresor era la misma persona. El doctor Bukarov tuvo que lidiar a diario con la burocracia del sistema y los estúpidos métodos interrogatorios de la policía que sólo conseguían intimidar a la gente y aportaban más confusión a la investigación.

Tras un largo estudio de cada una de las víctimas, el experto forense presentó un informe al jefe Fetisov.

El asesino era un hombre de entre 25 y 50 años, con una altura promedio de 1.75 centímetros que tenía alguna disfunción sexual.  Los cuerpos eran mutilados por frustración y por atracción erótica.

Para el doctor Bukarov no se trataba de un retrasado mental (que era lo que buscaba la policía) ni un esquizofrénico.  Era un hombre cuerdo que tenía la capacidad para planificar y ejecutar sus ataques.

El gobierno incrementó el equipo de Fetizov con 200 agentes para emprender la caza del asesino.

Mientras tanto, los cuerpos seguían apareciendo en la región de Rostov y la presión política aumentaba para que Fetizov resolviera el caso.

El Mayor jugó una carta desesperada que ningún colega suyo jamás había utilizado: Solicitar ayuda a otro asesino serial.

Algo similar a lo que ocurría en El silencio de los Inocentes, sólo que esto no era una novela de Thomas Harris.

Anatoly Slivko cumplía una condena por violar y asesinar a siete chicos. En este caso la policía había logrado resolver los homicidios.

Fetisov quería saber cómo operaba la mente de un psicópata sexual. Anatoly no brindó ninguna información importante y termino ejecutado.

Sin embargo, el doctor Bukarov había descubierto en las reuniones que el asesino describía sus crímenes sin problemas pero tenía pautas morales muy marcadas. Por ejemplo, detestaba la gente grosera y agresiva o los hombres que tomaban alcohol frente a los chicos.

Bukarov llegó a la conclusión que el asesino de Rostov era un hombre inteligente que tenía facilidad para entablar contacto con los niños y era una persona formada. Se trataba de un sujeto que tenía una doble vida.

retrato-robot-de-chikatiloSi no hacían público el tema jamás atraparían al asesino, ya que podría ser cualquier ciudadano. Buscaban una aguja en un pajar.

Entre 1987  y 1990  cerca de 19 mujeres y niños de entre 13 y 31 años fueron violados y salvajemente asesinados, siempre con el mismo accionar.

El mundo había cambiado. La Unión Soviética ya no existía y ahora los medios podían informar al público.

El equipo de Fetizov y Bukarov seguían buscando al asesino. La mayoría de los cuerpos de las últimas víctimas no aparecían en los bosques, sino cerca de la estación de trenes.

Se trataba de una zona muy concurrida a diario por cientos de pasajeros. La policía logró conseguir testimonios de algunas personas que vieron a los chicos desaparecidos por última vez junto a un hombre.

Hiceron un identikit y lo divulgaron en todos los medios.

La prensa lo apodó «La bestia de Rostov«. Hacía 12 años que mataba niños y mujeres de manera impune. 1500 hombres llegaron a ser interrogados y la Justicia nunca pudo dar con el verdadero asesino.

Hacia fines de 1990 el criminal era un tema nacional. 700 agentes lo buscaban desesperadamente. Todo el mundo hablaba del caso, en la calle, las oficinas y el transporte público.

Entre ellos se encontraba un respetado padre de familia, quien hasta no hace mucho había sido uno miembro muy respetado del Partido Comunista. Tenía una esposa y dos hijos con quienes era el padre más cariñoso del mundo.

Él también manifestaba su horror y preocupación en público por lo que sucedía en Rostov.

Su nombre era Andrei Chikatilo, tenía 54 años, era el asesino serial más peligroso y buscado en la historia de Rusia y nadie tenía la menor idea.

Continuará…

La segunda parte en el siguiente link:

https://www.hugozapata.com.ar/2009/03/andrei-chikatilo-la-bestia-de-rostov/

8 comentarios en «Andrei Chikatilo: La bestia de Rostov»

  • Volvieron los informes!

    La verdad es increíble que asesinos y violadores se maten frente al dilema de morir de una forma (ahorcados) u otra (a golpes): la policía rusa era dura!

    Que loco también que el régimen ocultara esa información a su pueblo, como lo iban a cuidar si nadie sabía contra que cuidarse!

    Genial como siempre Hugo, digna entrega folletinesca que merece un libro entero con tu prosa! Jaja!

    Espero la próxima entrega…

  • Terrible la verdad, y pensar que si lo hubieran hecho publico antes, quizas habrian logrado alertar a la gente que advirtiera a sus hijos precaucion. Pero bueno, en la URSS todo estaba censurado. Tambien si no hubieran sido tan «brutales» en los interrogatorios, podria heber cambiado la cosa.

    Como sea, la verdad que el asesino, si lo atraparon despues (espero leerla proxima nota), espero que haya tenido su session con la policia rusa.

    Saludos!

  • Muy bueno, habra que esperar la continuación!

    Los Rusos son conocido por lo duro que son, no solo con los delincuentes en este caso , si no tambien con aquellos que quieren formar sus tropas, el entrenamiento y la sumision son terribles.

  • En la última Feria del Libro encontré un libro (de los dos o tres que se publicaron y llegaron acá) con todo el caso bien detallado, en una especie de novelización documental lineal. Es excelente, si no lo tenés te lo recomiendo. Tiene el mismo nombre que tu post (así que asumo que ya lo debés tener, jaja!).
    Es uno de los asesinos en serie que me apasionaron desde que era chica. Su biografía la tengo junto a la de Manson y la Familia, y algunas otras más.
    «Citizen X», la peli que hicieron para HBO con Jeffrey DeMunn y Stephen Rea es muy interesante también.
    Saludos, Hugo! Gracias por este informe.

  • que bueno que sigas con esto hugo.

  • Que buena manera de empezar la semana Hugo!.
    Te cuento que es la primera vez que me siento impresionada con el informe por la crueldad del asesino. Los otros tambien eran crueles, pero esta vez son muy chicas las victimas.
    Me sorprendieron dos cosas, la primera es la que menciona LucasR y la segunda que sea tan reciente todo.

  • Y con foto!!! (soy una morbosa, lo sé…) 😀

    Sos un groso, estos informes me encantan. Estoy leyendo el Dragón Rojo ahora y me acordé mucho de vos al comenzarlo.

    Pucha, pero qué tipo más sádico eh!!
    A esperar al próximo informe!!

  • Arwen: El dragón rojo es excelente me encantó cuando lo leí hace uños años.

    Si, este psicópata es terrible. Después de la historia de Starkweather, que parece mucho más light al lado de este, tenia ganas de volver a los temas más escabrosos y de otros países.

    Cass: Gracias por el dato! No los tenía esos libros. La historia de Chikatilo yo la descubrí a través de unas enciclopedías de criminología que adquirí recientemente.

    Lo del título es una coincidencia ya que siempre suelo usar para titular esta clase de informes los apodos que les da la prensa sensacionalista a los asesinos.

    Saludos!

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